El duelo que se vive en Los Ángeles tras la muerte de Kobe Bryant generó que los Lakers, su exequipo, solicitase a la NBA y a sus vecinos de los Clippers, que el partido que debían disputar este martes en el Staples Center fuese aplazado, deseo que les fue concedido.
Aunque la NBA no es partidaria de hacer ningún tipo de aplazamiento y suspensión a no ser por causas mayores de tipo de seguridad para los jugadores y los aficionados, las discusiones que mantuvieron ayer lunes durante varias horas las tres partes implicadas permitieron que se llegase al acuerdo final.
El mundo del deporte estadounidense y mundial, el domingo, se conmovió con la sorprendente noticia de que Bryant, de 41 años, una de sus hijas, Gianna María (Gigi), de 13, y otras siete personas murieron en un accidente de helicóptero en Calabasas, California, mientras se dirigían a presenciar un partido colegial.
En esos momentos, también volaba de Filadelfia a Los Ángeles la expedición de los Lakers, que se sorprendió al enterarse de la trágica muerte de Bryant cuando algunos miembros del personal comenzaron a recibir mensajes de texto sobre lo ocurrido.
El entrenador de los Lakers, Frank Vogel, luego les dijo a los jugadores lo que había sucedido con el basquetbolista que siempre lo había dato todo por el equipo angelino en los 20 años como profesional.
Los Lakers cancelaron el entrenamiento del lunes.
Los directivos al comprobar el estado de ánimo reinante entre los jugadores, entrenadores y todo el personal de la organización expresaron la necesidad de aplazar el encuentro ante los Clippers porque nadie estaba en disposición de disputarlo.
EFE