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¿Por qué surgió la Superliga y por qué fracasó en solo dos días?

El punto clave de la Superliga es que en el sistema americano no hay descensos y, por tanto, hay menos incertidumbre en los ingresos.

El proyecto suponía una ruptura con el modelo tradicional de fútbol europeo, basado en una estructura piramidal de competición y donde los méritos deportivos determinan la fase que alcanza cada equipo.

Muy al contrario, la Superliga postulaba seguir el modelo americano, con un torneo cerrado en el que quince equipos tendrían plaza fija, independientemente de su rendimiento deportivo, y otros cinco entrarían cada temporada por invitación.

¿Por qué una Superliga europea?

La primera causa está en el cambio en la propiedad de los equipos. En Inglaterra, donde los equipos estaban organizados como sociedades mercantiles, en la década de los 80 del siglo pasado se eliminaron las restricciones al reparto de beneficios. Eso equiparó a los clubes con cualquier otra empresa del país. Por esa misma época, en el resto de países la mayoría de los clubes controlados por socios se convirtieron en sociedades anónimas.

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Originalmente las acciones de los equipos estaban en manos de aficionados o de empresarios locales. Luego se fueron incorporando a la propiedad inversores extranjeros (estadounidenses y asiáticos), que buscaban obtener una rentabilidad similar a la de los deportes profesionales en EEUU.

Ambos equipos se pronunciaron sobre la Superliga tras la salida de varios equipos.
Estos dos equipos también anuncian que se retiran de la Superliga Europea
El punto clave de la Superliga es que en el sistema americano no hay descensos y, por tanto, hay menos incertidumbre en los ingresos. Tampoco hay competencia en los fichajes dado que todos los miembros de las ligas acuerdan los salarios y la distribución de los jugadores, con el fin de controlar los gastos. Algo que no ocurre en el actual sistema europeo.

Los grandes equipos devoran a los pequeños

La segunda causa ha sido la desigualdad entre equipos. A lo largo de su historia la Copa de Europa (ahora Champions League) había sido ganada por equipos de ligas grandes y pequeñas (Rumania, Escocia, Portugal, Holanda). Pero en los últimos 15 años solo la han ganado equipos de las cuatro mayores ligas europeas (España, Inglaterra, Italia y Alemania). Algunos de los motivos de esta desigualdad son:

La sentencia de la justicia comunitaria sobre el caso del jugador belga Jean Marc Bosman, que declaró ilegal discriminar a los jugadores profesionales entre nacionales y originarios del resto de países de la Unión Europea. Esto supuso que los equipos con mayores recursos pudieran contratar a aquellos jugadores con mayor talento sin limitaciones por nacionalidad.
El desarrollo de la televisión por satélite e internet acabó con el oligopolio de los operadores de televisión nacionales. Una mayor competencia, y la posibilidad de transmitir un mayor número de partidos, incrementó el valor de los derechos de retransmisión. Unos derechos que se hicieron más caros en los países con más población y que, además, se negociaban con las televisiones de otros países. Esto generó más ingresos a las ligas de mayor tamaño y las ligas más pequeñas no pudieran aprovechar ese crecimiento.
Otro factor de desigualdad fue la creación de la Champions League en sustitución de la Copa de Europa. La nueva competición multiplicó el número de partidos y los ingresos generados. Al permitir la participación de varios equipos de cada liga nacional, aquellos provenientes de ligas más grandes y con mayor presupuesto se fueron imponiendo a los equipos de las ligas más pequeñas. Así, los grandes equipos han sumado los ingresos por pertenecer a una liga mayor y los derivados de su participación en la competición continental.

Mucho dinero pero mal repartido

Todos estos factores han hecho que, en los últimos años, un número limitado de equipos acumulen la mayor parte del dinero generado por el fútbol europeo.

Los 20 mayores clubes controlan el 41% del total de ingresos en Europa. Y todos pertenecen a las cinco grandes ligas (España, Inglaterra, Francia, Italia y Alemania). Los 78 equipos restantes de esas grandes ligas se reparten un 33%, mientras que los más de 3 000 equipos del resto de competiciones apenas logran un 26%.

Un puñado de equipos han alcanzado una potencia económica sin parangón en la historia del fútbol, lo que les otorga un poder de negociación enorme ante los organismos federativos y el resto de los equipos.

 

fuente www.semana.com


 

 

 

 

 

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