Las Fuerzas Armadas y de orden público de Chile libran una "guerra" contra los grupos violentos que han radicalizado una protesta social contra la desigualdad, que se ha cobrado ya once muertos y que han sembrado de terror las calles de cada vez más lugares del país, con barricadas, incendios y saqueos.
Al presidente chileno, Sebastián Piñera, no le tembló el pulso al expresar que lo está viviendo el país es una "guerra", un conflicto bélico contra un "enemigo poderoso e implacable que no respeta a nada ni a nadie", como describió a los violentos.
Para ganar esta "batalla" el Gobierno declaró ya el estado de emergencia, totalmente o en algunas de sus comunas, en 10 de las 16 regiones de Chile: la Región Metropolitana (en la que se ubica Santiago), Antofagasta, Coquimbo, Valparaíso, Maule, Concepción, Bío Bío, 0'Higgings, Magallanes y Los Ríos.
En virtud de esta medida, se han desplegado miles de militares para tratar de recomponer el orden público, alterado hasta el punto de configurar algunos escenarios callejeros propios de un frente de guerra.
Así lo parecía la céntrica Plaza Italia de Santiago, donde en las horas centrales del día y parte de la noche se registraron fuertes enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad.
En paralelo, una jornada más, se sucedieron incendios de comercios, farmacias almacenes, bancos y edificios públicos; pillajes, saqueos y barricadas callejeras.
EFE